NO estaba en mi camino,y aunque conocíamos nuestros domicilios,cada hueco de nuestras dos habitaciones de falsos estudiantes.Cada tarjeta postal abriendo una
ventanita, aun así no nos buscaríamos en nuestras casas.Preferíamos encontrarnos en el puente, en la terraza de un café, en un cine-club o agachados junto a un gato en cualquier patio.Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos.
Y lo que llamamos amarnos fue quizá que yo estaba de pie delante de vos,con una flor amarilla en la mano,y vos
sostenias dos velas verdes y el tiempo soplaba contra nuestras caras una lenta lluvia de renuncias y despedidas y
tickets de metro.
me preguntaba si este rodeo tenia sentido,pero si hubieras esta ahí esa noche,como tantas otras veces,yo habría sabido que el rodeo tenia sentido y ahora
encambio envilecía mi fracaso llamándolo rodeo.
Y mira que apenas nos conocíamos y ya la vida urdía lo necesario para
desencontrarnos minuiciosamente.Como no sabias disimular me di cuenta en seguida de que para verte como yo quería era necesario empezar por cerrar los ojos, y entonces primero cosas como estrellas amarillas (
moviendonse en una jalea de terciopelo).
Luego saltos rojos del humor y de las horas,ingreso paulatino a un mundo que era una torpeza y la confusión pero también helechos con la firma de la araña
Klee,el circo Miró,los espejos de ceniza Viera da Silva,un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil.
NO
estábamos enamorados pero
hacíamos el amor con virtuosismo desapegado
y critico,pero
después caímos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa,se entibiaba y
contraía mientras nos
mirábamos y
sentíamos que eso era el tiempo.